domingo, 4 de noviembre de 2018

Retazos de vida

Hay unas mantas que están hechas de cuadraditos distintos hechos a ganchillo. Haces un cuadradito de colores y lo unes a otros cuadraditos, hasta que tienes un cuadrado enorme que conforma una manta.
Me encantan esas mantas.
Y la vida es como una de ellas. Tejemos cuadraditos de vivencias y los unimos entre ellos. Dando lugar a una manta más grande o más pequeña.
Hay temporadas que no tejes y otras que formas muchos cuadraditos. Algunos son de colores vivos y alegres y otros retales son más oscuros.
Antes de ser mamá casi todos mis cuadraditos tenían que ver con temas de trabajo, formación, pareja...  Era como si los cuadrados de la vida tuviesen que seguir un orden preestablecido en mi cabeza. No prestaba demasiada atención a lo que pasaba cada día.
Ahora, casi cinco años después, tengo la sensación de haber vivido muchísimo y tener muchos más cuadrados en la manta. Todos cuentan algo.
Si hay algo puedes aprender a convivir con la discapacidad y el cambio de vida que te provoca es el prestar atención al presente. No es el no querer mirar al futuro por miedo, que va, no es eso.
Es intentar aprovechar cada momento, cada instante. Ganchillas ese cuadrado prestando mucha atención a lo que haces.
Cuando toca ganchillar con colores oscuros lo haces despacio. Prestando mucha atención a lo que sientes y sintiendo que el momento es horrible, pero también sabiendo que eres capaz de manejarlo, acabar ese cuadrado y poder empezar otro.
El conocimiento que te da la discapacidad sobre las propias emociones es inmenso.
 

Hemos terminado el cuadrado del duelo del comienzo de curso.
Ahora estoy con un cuadrado en tonos pastel de la experiencia que es el cole. 
Retoño está adaptado. Yo creo que también. Ya no lo llevo con un nudo en el estómago al colegio. Me gusta su cuidadora y me gustan sus profes. Me encanta cuando me dicen que estuvo muy contento con alguna actividad. Y me hace ilusión pensar en él rodeado de niños.

Tengo un libro infantil que me encanta, y en el que cada vez que le echo un ojo encuentro fragmentos en los que siento reflejada nuestra vida. Uno de esos fragmentos es el que dejo a continuación, está en portugués porque el libro lo compré en Lisboa. No lo traduzco porque es un idioma en el que me suena aun más cercano lo que dice:

" O que há aqui para celebrar?
No canto do mundo
há sempre alguém que celebra,
sincera e apaixonadamente,
cada pequena alegria."

Y es que en esta casa, cada pequeña alegría se celebra y cada pena se llora.

1 comentario:

  1. Me ha encantado la metáfora de la manta, la encuentro muy acertada. Es verdad que a veces toca pasar por malos momentos y uno tiene que seguir, paso a paso, tejiendo ese cuadrado parduzco para poder pasar a otros cuadrados diferentes más adelante.

    Me alegro de que os hayáis adpatado bien al nuevo cole.

    Mil besos!!!

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