martes, 13 de agosto de 2019

La (no) comunicación

Cuando tienes un niño con necesidades especiales te adaptas a sus capacidades. Vives el día a día basándote en lo que puede hacer.
Retoño no habla. Creemos que entiende algunas cosas, pero tampoco tenemos seguro qué entiende realmente. Como lo conocemos muy bien sabemos lo que necesita, y él de alguna manera nos lo intenta hacer saber. Pero esto funciona con cosas muy sencillas, en el día a día y sin que le pase nada extraordinario. Cuando se pierden las rutinas y fuera de un contexto conocido esto deja de ser tan sencillo.
Este verano no estamos en casa. Y la mudanza al principio no le sentó nada bien. No podía separarme de él nada. A la mínima comenzaba a llorar. No quería explorar ni descubrir. No quería sus juguetes. Llegó a ser un poco agobiante porque no entendía qué le pasaba estaba muy quejicoso. Hasta que Mihombre dijo: "eres su única referencia aquí. Hay que darle tiempo". Y con esta perspectiva mi paciencia se vio aumentada.
La adaptación ha mejorado. Pero sí que en ese momento me sentí muy triste porque Retoño no pudiese entender que estaba pasando,poder explicarle porque en verano no está en su casa, y que ese otro sitio tambien es su casa.
Ayer mismo pasó un día muy malo. A cada rato se echaba a llorar. Incluso de paseo. Le miré si tenía fiebre, le toqué cada parte del cuerpo a ver si se quejaba de alguna, le di de beber, le di de comer, lo cogí en brazos, lo acaricié. Le puse música.
No supe lo que le pasaba. Si le estaba molestando algo no lo pude saber. No me puede contar que le duele algo. No sabe señalar lo que necesita. No puede caminar hacia donde quiera ir. A veces es realmente frustrante. Sobre todo por él. Porque a lo mejor necesita algo y yo, que soy su madre, no sé solucionarle ese problema.
Y es que es así. Yo, a veces, no sé qué le pasa a mi hijo. No entiendo lo que necesita en cada momento. Y se hace un poco cuesta arriba. Porque no vemos de momento en el horizonte ningún medio eficaz de comunicación.
Y en estos momentos te sales de esa adaptación a las capacidades de tu hijo y echas un poco de menos que pudiese contestar, con un simple sí o no, a la pregunta ¿te duele algo?