sábado, 6 de octubre de 2018

Carbonade Flamenca

Hoy cociné una carbonade flamenca. Es un plato de origen belga y que se elabora con carne que se guisa a fuego lento en cerveza negra con un montón de especias. La cerveza tiene que ser de abadía. Una Chimay, por ejemplo.
Hago carbonade porque la probamos este año en Brujas. Y allí es donde quiero estar ahora.
Estar en Brujas parece irreal. Como si fuera el decorado de una película navideña de Disney.  Si a mi me preguntas que tiempo hacía en Brujas diré que estaba nublado y hacía frío y pasear por su suelo empedrado es lo más romántico del mundo, si no fuera porque no somos románticos y lo que hicimos fue pasear por Brujas comiendo chocolate, belga, claro, que anda que no hay chocolaterías en Brujas. Y no creo que hiciese frío porque fuimos en verano.
En Brujas parece que no existe el tiempo. Se detuvo allá en la edad media. Así que no tienes prisa en escoger una cerveza entre doscientas que tiene la carta que te ha dado un camarero con el que te entiendes por señas.
En Brujas hay cisnes sobre fondo verde y azul.
¿Y a que viene pensar ahora en Brujas? En que tengo una saturación mental que no puedo con ella.
Que quiero subirme a un avión y que me vuelvan a decir que estamos sobrevolando Bruselas. Aunque en verdad volar me da mucho miedo y antes de subirme al avión me entran muchas ganas de llorar.
Pero es que llevo un comienzo de curso difícil. Me cuesta adaptarme a la adaptación escolar. Además el director del cole de Retoño ya no está, que nos había dicho que "el camino va a ser difícil, pero os voy a llevar de la mano" y ahora cada vez que entro en el cole me siento huérfana. Lo echo de menos sin haber llegado a estar con él. Y me pone triste.
Así que estoy en un momento de estrés máximo en el que tengo (y no me queda otra) que seguir cuando sólo quiero que alguien se ocupe de mi y me quite el miedo.
Así que voy a poner el cerebro en modo "música de ascensor" mientras visualizo rincones de Brujas.
Así que gente que me rodea, si veis que estoy ausente, distraída y en otro mundo, de humor distante y desganada, ya sabeis donde encontrarme, en una postal de Brujas.
Mientras estará puesto el piloto automático, que hay funciones que realiza pero otras que no. Porque tengo que estar inmersa en la rutina, pero no me apetece nada de lo que forma parte de ella.

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