martes, 16 de agosto de 2016

Vacaciones en la playa

La última quincena de julio Retoño y yo nos fuimos de vacaciones con mis padres a Gandía. Mihombre se quedó en casa porque no le gusta el sol, ni el calor, ni la playa, ni el mar, ni los chiringuitos...ni el verano, vamos. Le gustaría meterse en una cueva a abanicarse hasta que llegase el otoño y el descenso de las temperaturas.
Para que el viaje no se hiciese tan largo (fuimos en coche) nos quedamos en Madrid a hacer noche. Eso de estar en una habitación de hotel con Retoño los dos solos me entusiasmó. Y a él también, estaba super contento. Yo creo que fue el poder estirarse en una cama después de varias horas de coche. Para mi era como el inicio de una aventura porque era nuestro primer viaje juntos.
Nunca había estado en Gandía y me gustó mucho el sitio. Me agradó ver que el acceso a la playa es sencillo en caso de tener que acceder a ella con una silla de ruedas ya que las pasarelas de madera llegan casi hasta la orilla. Además hay una zona en la que personas con movilidad reducida pueden hacer uso de sillas especiales para meterse en el agua (desconozco el nombre técnico de estas, pero seguro que lo tienen). Me hizo sentir tranquila el hecho de que hay lugares que tienen en cuenta que todo el mundo, independientemente de nuestra capacidad para movernos, queremos poder acceder a la playa y darnos un baño si nos apetece. Porque la verdad es que las playas que me quedan cerca de donde vivo no tienen en cuenta esto. Incluso muchas el acceso en caso de usar silla de ruedas es prácticamente imposible.
Además tiene un paseo largo y todo llano. Así que como lugar de vacaciones en caso de querer playa y tener algun tipo de discapacidad motora lo veo muy recomendable.
Fueron unos días geniales, y como suele pasar, se pasaron muy rápido.
Lo que más le gustó a Retoño fue estar en el agua. Le encanta. Es un pececillo.
A mi lo que más me gustó fue estar 15 días sin horarios de terapias, sólo dedicándome a disfrutar del tiempo con Retoño. La verdad es que fue tan intenso que volvimos reenamorados. Ahora me cuesta más separarme de él y él no quiere quedarse solo en ningún momento.
Y esto de notar que mi presencia para él es importante me hace feliz.

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