Hay temporadas de mi vida que necesito escuchar música a todas horas, incluso cuando voy por la calle. De hecho estas navidades me regalaron un reproductor mp3 para que me vaya con la música a todos lados. Luego hay épocas que no siento la necesidad de escuchar nada. Ahora estoy en un momento de necesidad de canciones.
El otro día haciendo una lista para llenar el mp3 se me ocurrió que todas las personas, si nos paramos a pensar, tenemos una banda sonora de nuestra vida. Alguna canción que asociemos a momentos o temporadas concretas, o incluso canciones que atribuimos a alguien que ha marcado un momento de nuestra existencia.
La banda sonora no tiene porque estar compuesta de muchas canciones. A lo mejor sólo es una o dos. O una treintena. O puede que no se te ocurra ninguna porque a lo mejor aun no llegó la banda sonora a ti.
A mi la música tardó mucho en gustarme. De pequeña me aburrían las partes de los dibujos en las que cantaban. No me gustaban nada. Lo único que me gustó escuchar durante la infancia eran las Cuatro Estaciones de Vivaldi. Me sobrecogía el otoño y luego me encantaba el cambio que se producia con la llegada de la primavera. Nadie me explicó cual era cual estación, pero yo estaba segura de que estaba asignandolas correctamente.
Durante la adolescencia escuché de todo, pero nada se quedó en mi banda sonora. Supongo que de aquella el filtro de las hormonas no se quedó con nada.
Mi banda sonora comenzó casi acabada la universidad. Las canciones que la conforman son:
- Kozmic Blues, de Janis Joplin. Madre mia, cuando descubrí a esta chica me quedé impactada. Su formar de cantar, de desgañitarse con las canciones me atraviesa. Me parecía increíble que fuese de otra época. Para mi estaba viva. Su biografía, para mi que me dedicaba a estudiar y poco más, me hacía querer estar en esos años en San Francisco. Janis siempre está ahi para mi. Incluso llevo un tatuaje identico al que ella llevaba en la muñeca.
- The carpet crawlers, de Genesis. Con su estribillo de "tenemos que entrar para salir". Esto está asociado a una persona. Una persona que marcó un antes y un después. Una persona que me hizo tanto daño que me dejó sin nada dentro. Me pone los pelos de punta escuchar esta canción. Pero la escucho. Porque me hace sentir demasiado. Y a veces necesito sentir de esa forma. Para acordarme de lo que aprendí. De lo que casi no pude salir. De que tuve que entrar muy dentro de mi ser para salir del suyo.
- Another day in paradise, de Phill Collins. Después de lo anterior esta canción era muy irónica para mi. Porque ni sabía cual era el paraiso ni por donde quedaba. Pero la cadencia triste de la canción era muy apropiada.
- Missing, de Everything but the girl. Esta canción me lleva al verano antes de conocer a mi hombre donde me preocupaba unica y exclusivamente de mi. Vamos, que preocupaciones cero. Un verano que pasé trabajando en mil servicios del hospital. Y además esta canción la asocio a una persona con la que lo pasé muy bien. La letra no tiene nada que ver con la situación, pero es que coincidía que cada vez que iba en coche porque habiamos quedado, sonaba esta canción.
- Serpiente con tacón, de Lorca. La explicación de esto raya lo absurdo. Pero ahí va: en la segunda cita con Mihombre me habló de una medio relación que había tenido con una persona. Que eso en la segunda cita no está muy bien. Pero lo peor es que yo la conocía. Y con el concepto sobre ella de ñoñez. Y no podíamos ser más distintas en todo. Total, que en su coche, un cd de los más variopinto que reflejaba como se sentía y en medio esta canción, que inmediatamente supe que iba por ella. Me hizo tanta gracia que a día de hoy la escucho y me vuelve a dar la risa.
- Ain't no sunshine. Es nuestra canción. No hay más explicación. Sin Mihombre no brilla el sol.
- Impossible, de James Arthur. Esta canción representa momentos duros junto a Retoño. Pero momentos duros en los que empezaba a ver la salida del túnel. "Depositar fe en el amor". Me gusta su letra.
Últimamente escribo más de mi que de Retoño, que es el protagonista indirecto del blog. Se debe a que vivimos en una bendita rutina en la que los días suceden unos tras otros similares entre sí y sin sobresaltos. Estamos en una burbuja de tranquilidad ahora mismo de la que me gustaría no salir. Y es que llegar a este punto no es siempre fácil. Además he dejado temporalmente el trabajo mientras Mihombre se recupera de una cirugía de tibia, lo que contribuye también a esa sensación de que los días se parecen todos entre sí.
La música hace posible el teletransporte, a otra época, a otro lugar, a otra persona, a otro sentimiento. Aún a pesar de no haber estado nunca allí. (Me acabo de hacer muy fan de tu blog)
ResponderEliminarGracias por leerme!
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