Tenía ya ganas de escribir una nueva entrada, pero últimamente el tiempo no es mi aliado. Mihombre ha sufrido (no hay palabra que mejor lo defina) una operación de pierna y me he quedado sola ante el peligro (llamemosle así al desorden que se ha adueñado de mi casa). No paro en todo el día y eso que puedo contar con mis padres para que lleven a Retoño a alguna sesión de fisioterapia (aun así no me llegan las horas del día).
Pero hoy vi una cosa que en un principio es bastante frecuente pero que no me pareció nada bien. Y necesitaba contarla. Iba yo en el coche con Retoño, a hacer compra, pensando en lo que tenía que comprar, cuando un coche que iba delante de mi bajó la velocidad, el hombre sacó la cabeza por la ventanilla y empezó a decirle cosas (piropos, no sé como definir el "guapa te llevo a donde quieras" y cosas similares) a una chica joven que iba paseando a su perro.
Me fije en la chica que sonrió incómoda y bajó la cabeza al mismo tiempo que apuró el paso. El coche llegó a detener su marcha, lo tuve que adelantar y luego bajé yo la velocidad y miré por el retrovisor para ver si el coche volvía a andar. Porque ya había oscurecido y no era un lugar muy transitado.
Esta historia, que puede parecer del todo inocente y que no hay nada más que un hombre intentando ligar, no la veo yo como tal.
Que un desconocido te empiece a decir cosas desde su coche es incómodo. De pronto te sientes asustada. Están metiéndose en tu espacio vital de una forma inadecuada. A las chicas no nos gusta eso. Por lo menos a las que yo conozco.
Los piropos no son malos, pero depende de quien vengan y en que situación. Que te lo grite un desconocido cuando vas paseando tranquilamente por la calle no es lo que esperas.
Y si va en un coche y casi lo detiene se te dispara la alerta.
Que luego dicen que las mujeres somos unas exageradas, que no todos los hombres son violadores. No. Pero siguen sucediendo casos.
Y siguen haciéndonos sentir incómodas con cosas como esta.
Hombres, no nos griteis desde los coches. Ni desde ningún sitio. Y los piropos, en las ocasiones adecuadas.
¿Cuantas mujeres siguen apurando el paso cuando van solas por la noche?
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