Pasamos este fin de semana en Asturias, en una casa de turismo rural en medio de la montaña que me encanta (es la segunda vez que vamos). La última vez que habíamos ido (hace justamente un año) nevaba. Pero en esta ocasión ni rastro de copos. Una pena, porque yo iba con la ilusión de volver a ver nieve.
Nos encanta ese sitio. La habitación que cogimos esta vez tenía una chimenea de leña y una terracita con vistas espectaculares. Además te llevan la cena a la habitación, que tiene DVD, y que nosotros aprovechamos para hacer algo que ya nunca podemos hacer en casa: ver una peli mientras cenamos.
Eso de no tener que hacer nada está muy bien. Yo lo disfruto al máximo.
Cuando dejamos la habitación nos acercamos hasta Oviedo. Hacía muy buen día, con sol y calor, así que disfruté mucho del paseo por el casco antiguo.
Luego a la vuelta para casa paramos en Mondoñedo y visitamos su catedral.
Ha sido un fin de semana tranquilo y agradable, así que el objetivo de la escapada de una noche se cumplió.
Sobre las siete de la tarde ya estábamos en casa de mis padres recogiendo a Retoño. Esto de echarse un poco de menos mutuamente está bien, parece que recarga uno pilas y vuelve a la rutina con más ganas.
Y ya en casa nos esperaban nuestras dos gatas, una con ganas de mimos y otra con ganas de comida.
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