Hay días que se te hacen bola. Como si intentases tragar un trozo de carne imposible de masticar.
Empezamos la mañana comprando un regalo para un cumpleaños de la tarde. A prisa y a última hora (que siempre hacemos así las cosas y no me gusta nada). Dando mil vueltas por la juguetería, que encima es enorme, por lo que me acabé fijando en un montón de juguetes para la edad de Retoño pero con los que él no es capaz de jugar. Y me entró bajón. Que no sé por qué me pasó esto, nunca antes me había sucedido.
Cuando salí con el regalo ya comprado me sentí mejor. Pero ya me dejó tocada para el resto del día.
Por la tarde me fui al cumpleaños con Retoño, sin Mihombre que hasta más tarde no podía acercarse.
Y allí todos los niños correteando. Y Retoño sujeto a la silla. Lo intenté poner en el suelo pero como era rugoso no le gustó.
Luego se fueron a hacer la busqueda del tesoro, que al final hay una piñata con regalitos. Y a Retoño ya nadie le tuvo en cuenta. Que yo sé que el no tiene conciencia de esto. Pero su madre, yo, que sé que es un niño que le hace gracia tirar de un cordón, si tiene conciencia de lo que se pierde su hijo.
Y es muy triste, joder. Estar en una esquina con él. Porque es tan distinto que a lo mejor ya nadie recuerda que es un niño y yo la madre de un niño.
Luego estaba mi cuñadísimo haciendo de pitoniso sobre un tema de Mihombre. Pero pitoniso para mal. De los pesimistas.
Llego un momento que me tuve que ir. Porque quería llegar a mi casa y sentirme a salvo. Porque si seguía allí me iba a echar a llorar.
Que igual soy yo que estoy sensible. Que es todo subjetivo. Lo sé. Pero yo lo estaba pasando realmente mal.
Y me marché.
Llegué a casa con Retoño llorando. Que parece que no nos cortaron el cordón umbilical.
Bajé la silla de ruedas del coche pero no lo senté en ella. Lo llevé en brazos mientras con la mano libre empujaba la silla.
Y aquí fue, cuando un simple hecho, simple pero enorme, me alegró el día: entré en el portal y una voz super alegre nos dijo ¡hola! Miré y había un niño de unos 11 años (1 año arriba o abajo) que creo que vive en el entresuelo y sin dejar de sonreir me dijo "¿quieres que te ayude?"
Casi le doy un abrazo. Al momento apareció su madre y le dije que tenía un hijo muy amable, que era la primera persona que sin conocerme se ofrecía a echarme una mano.
Y así es como en 30 segundos puede cambiar el concepto de un día entero.
Las personas a veces somos muy insensibles y no nos damos cuenta del dolor que causamos. Generalmente esto se debe a la ignorancia, no lo hacemos expresamente. Pero como ves, siempre hay un alma pura entre tanto tonto.
ResponderEliminarA mi me habría pasado como a ti, no te quepa la menor duda.
Un beso.
Otro beso para ti, Maribel
EliminarHola!! No te he escrito en todo el verano, pero te he seguido leyendo eh??? Ahora que los dos están en el cole ya toca pasarme por aqui un ratito.
ResponderEliminarMe ha tocado dentro de lo más profundo este último escrito tuyo, joer, es que cuando tú empiezas a aceptar a tu hijo tal y como es y a no ver la diferencia entre el que tienes en brazos y el que tendrías que haber tenido (el famoso viaje a Italia que se convierte en un viaje a Holanda), pues va la sociedad y te da una bofetada, a veces se sabe esquivar, pero otras te las da de pleno. Porque sí, porque la gran mayoría llegaron a Italia y sus hijos juegan y se divierten mientras el tuyo se queda aislado de todo y de todos.
En este caso no creo que sea la gente la que te ha hecho daño, ellos estaban por sus hijos y sus hijos jugaban a lo que les gustaba. No es culpa de nadie. La que te ha hecho daño es la maldita realidad, esa que te abre los ojos y te dice con palabras feísimas que no, que tu hijo no pertenece a la gran mayoría y que tú quieres que tu hijo salga corriendo en busca del tesoro y encuentre la piñata. Pero se queda sentado y quieto en su silla. Tú quieres comprarle juguetes de su edad y no de recién nacido, ni hablar cuando te preguntan en la juguetería cuántos años tiene tu hijo y te dan unas ganas de decir que es un bebé de pocos meses!!!! (yo últimamente siempre voy a la misma juguetería así ya no doy más explicaciones).
Pues eso, es la realidad, nuestra sociedad, pero poco a poco irás encontrando un huequecito para Retoño dentro de esta borágine de gente que corre hacia todos lados. Aceptarás que tu hijo es feliz de otra manera, que no sufre si no va corriendo detrás de una pelota o no tira de la piñata, y entonces, si él no sufre, porqué vas a sufrir tu??? Cuando vayas al parque y lo veas reir en un columpio para bebés con casi 8 años, pues serás feliz y dejarás de sufrir porque tendría que estar jugando a futbol o corriendo por el pueblo con la bicicleta.
De verdad, es bueno enfrentarse a cumples, a parques llenos de niños, a paseos de niños en bicicleta y nunca esconder su edad real (no sé en el caso de Retoño, pero Isaac, que en menos de un mes cumple 8, puede pasar físicamente por uno de 4). Y así el dolor es cada vez menor.
Pero por suerte hay otra realidad, la del niño que te ayuda y que te mira con una sonrisa sincera y no una sonrisa de lástima. Y que no te ignora, y que te hace sentir que formas parte de la sociedad y que puedes ser muy feliz en ella junto a Retoño. Te encuentras con gente que te dice lo guapo y grande que está, y lo mucho que ha cambiado a mejor (y tu sabes que es mentira, pero se lo agradeces taaanto que no te importa que no sea verdad). Y también está la gente que ha viajado a Holanda y que no necesitas palabras para saber que piensan o sienten y que por fin no sientes que tu hijo es un bicho raro, es uno más, es Isaac y no es el niño Down, eres la madre de Isaac y no la madre corage y super fuerte y admirable que cada día has de superar miles de barreras!!!!
Hay tantas realidades dentro de una misma sociedad que se aprende a disfrutar con lo bueno y lo malo darle una patada, y eso mismo, coger a tu niño e irte de donde no estás agusto y buscar ese rinconcito que te hace feliz, como el trocito de sofá que te permite sentir a tu hijo y verlo sonreir y ser feliz con tus carantoñas y tus canciones.
Mil besos.
Rocío
Hola Rocio! Me alegro de volver a leerte. Gracias por tus palabras, tienes mucha razón. Espero que hayais tenido una buena vuelta al cole
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