Bowlby describió la teoría del apego en los años 60. Se habla mucho ahora de la crianza con apego, así que más o menos a todos nos suena de algo. El apego se consolida a lo largo del primer año pero va a tener importancia durante toda la vida.
Durante el embarazo lei algún libro sobre crianza respetuosa, apego y todas esas cosas maravillosas. Inocente de mi, pensé que el bebé nacía y ya estabas enamorada de él hasta las trancas el resto de tu vida.
Error.
Mi bebé nació, estaba en la montaña rusa del puerperio y en medias me entero de que algo pasa. A esto le añades un montón de información negativa, lo metes en la batidora y te sale un batido de incertidumbre, miedo, tristeza y.... rechazo. Eso es lo que sentí yo cuando Retoño era un bebé bien pequeño.
Y en este momento sientes que el apego y el rechazo son como el tocino y la velocidad. Yo en esos momentos cuidaba de mi hijo por responsabilidad, pero sin motivación. Es duro, pero fue así (tampoco me siento culpable porque siempre cuidé de él lo mejor que supe y afortunadamente esta etapa duró poco).
¿Y que pasó? Que me di cuenta que el apego no siempre viene de serie. A veces hay embarazos complicados o partos difíciles que también llevan a que el apego no aparezca de forma tan espontánea. Pero hay que ser consciente en ese momento crítico de que el apego hay que conseguirlo. Como sea. Porque de eso va a depender el desarrollo posterior de los acontecimientos. Por lo menos en mi caso.
Mi madre me dice a veces que nos ve como koalas. Y esto fue lo que hice en su día. Convertirme en marsupial. Lo llevaba todo el día a cuestas, porteaba, en casa en brazos, la siesta encima (aun hoy seguimos con esta costumbre), el colecho... Recuerdo que mi lema en esos momentos era "me va a reconocer aunque sea por el olor". Me pegué a él todo lo que pude en unos momentos en los que lo que me apetecía era estar lejos. Pero gracias a eso, un día me asomé a la cuna de Retoño y vi lo que había allí. Un bebé. Sin más. Vi el bebé que era. Lo maravilloso de su existencia en mi vida. Me sentí enamorada. Recuerdo ese instante perfectamente. "Trabajamos" el apego y lo conseguimos.
Gracias a esto el camino de la discapacidad se hace más llevadero, la aceptación llega más rápido y los contratiempos se llevan mejor.
No todas las madres tendrán la misma vivencia, está claro. Pero si a alguien le pasa algo similar, lo que tiene más importancia al principio es lograr ese apego, esa unión, el comprender esa parte emocional del bebé, vincularse a él. Formar un equipo.
Lo demás ya se conseguirá. Con unos cimientos sólidos se resisten mejor las tormentas, que, inevitablemente, vendrán.
Durante el embarazo lei algún libro sobre crianza respetuosa, apego y todas esas cosas maravillosas. Inocente de mi, pensé que el bebé nacía y ya estabas enamorada de él hasta las trancas el resto de tu vida.
Error.
Mi bebé nació, estaba en la montaña rusa del puerperio y en medias me entero de que algo pasa. A esto le añades un montón de información negativa, lo metes en la batidora y te sale un batido de incertidumbre, miedo, tristeza y.... rechazo. Eso es lo que sentí yo cuando Retoño era un bebé bien pequeño.
Y en este momento sientes que el apego y el rechazo son como el tocino y la velocidad. Yo en esos momentos cuidaba de mi hijo por responsabilidad, pero sin motivación. Es duro, pero fue así (tampoco me siento culpable porque siempre cuidé de él lo mejor que supe y afortunadamente esta etapa duró poco).
¿Y que pasó? Que me di cuenta que el apego no siempre viene de serie. A veces hay embarazos complicados o partos difíciles que también llevan a que el apego no aparezca de forma tan espontánea. Pero hay que ser consciente en ese momento crítico de que el apego hay que conseguirlo. Como sea. Porque de eso va a depender el desarrollo posterior de los acontecimientos. Por lo menos en mi caso.
Mi madre me dice a veces que nos ve como koalas. Y esto fue lo que hice en su día. Convertirme en marsupial. Lo llevaba todo el día a cuestas, porteaba, en casa en brazos, la siesta encima (aun hoy seguimos con esta costumbre), el colecho... Recuerdo que mi lema en esos momentos era "me va a reconocer aunque sea por el olor". Me pegué a él todo lo que pude en unos momentos en los que lo que me apetecía era estar lejos. Pero gracias a eso, un día me asomé a la cuna de Retoño y vi lo que había allí. Un bebé. Sin más. Vi el bebé que era. Lo maravilloso de su existencia en mi vida. Me sentí enamorada. Recuerdo ese instante perfectamente. "Trabajamos" el apego y lo conseguimos.
Gracias a esto el camino de la discapacidad se hace más llevadero, la aceptación llega más rápido y los contratiempos se llevan mejor.
No todas las madres tendrán la misma vivencia, está claro. Pero si a alguien le pasa algo similar, lo que tiene más importancia al principio es lograr ese apego, esa unión, el comprender esa parte emocional del bebé, vincularse a él. Formar un equipo.
Lo demás ya se conseguirá. Con unos cimientos sólidos se resisten mejor las tormentas, que, inevitablemente, vendrán.
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