El otro día hablaba con una mamá que a veces lo difícil no es tener un hijo con diversidad. Lo difícil es formar parte del sistema.
Es como si la entrada al sistema tuviese forma cuadrada. Y el porcentaje de personas que nacen con forma cuadrada es muy alto. Así que entran en el sistema fácilmente.
Pero a veces nacen triángulos, o circulos o estrellitas. O personas que antes eran cuadrados pasan a ser rombos.
Y entonces, por mucho que lo intenten, no dan atravesado la puerta del sistema.
Lo ideal sería que la puerta tuviese todas las formas posibles o fuera grande, para que nadie sufriese al atravesarla.
Pero eso es una utopía de momento.
A mi no me disgusta que mi hijo tenga una formita distinta. Lo quiero como es. Claro que tengo sueños como puede ser escucharlo algún día decir "mamá", pero mi felicidad no depende de que se vean cumplidos. Mi felicidad se desarrolla cada día a día a su lado, sin esperar ni presionar.
Pero sí que me preocupo y me angustio cuando veo la forma cuadrada de la puerta y me pregunto como va a entrar mi pequeña estrellita por ahí.
Y es por esto por lo que a cada familia con un hij@ con diversidad funcional les escuchas decir "esto es una lucha continua".
Tendríamos que hacer las puertas más grandes y ya de paso, más bonitas y de colores.
ResponderEliminarMuchos besos!!!
De colores me encantarían, jeje. Besos Maribel!
Eliminar