Ultimamente (bueno, desde que soy madre) he escuchado hablar sobre tipos de crianza o cómo criar a los hijos. Se habla de crianza con apego, crianza respetuosa... (Desde mi desconocimiento teórico no entiendo cómo se puede criar a un niño sin apego cuando quieres a ese niño. Me parece que ser madre conlleva apego). Luego hay gente que dice que a los niños se les está prestando demasiada atención y que creamos tiranos dependientes y sobreprotegidos (con esto no estoy de acuerdo).
Cuando estaba embarazada leía entusiasmada libros de Carlos González. Algunas cosas de las que decía me parecía que caían de cajón. Ahora también creo que da una visión muy edulcorada de la maternidad. Luego nació Retoño y nada se parecía a lo que leí en aquellos libros y me frustré y me cabreé y llegué a la conclusión de que Carlos González no era madre.
Luego está Stivill que dice que dejes llorar al niño. Pobre hijos de Stivill.
El otro día en el trabajo comentabamos una compañera (que tiene un niño de 18 meses) y yo el tema de cogerse excedencias para estar con el niño cuando es pequeño. Otra compañera se metió en la conversación y dijo que eso era una tonteria, que ella había contratado una chica para cuidar de sus hijos y así pudo trabajar. Que una mujer no debía dejar el trabajo en ningún momento para dedicarse a los hijos.
En los tiempos de mi abuela tengo claro que no existían libros de cómo criar a los hijos. Y casi mejor. Porque entre tantos modelos que parece que te dicen lo que está bien, lo que está mal y lo que está regular es para volverse tarumba. No somos madres de libro. Tampoco hay hijos de libro.
Creo que cada una hacemos lo mejor que podemos y sabemos pensando en el bienestar del niño.
Está claro que todas queremos a nuestros hijos y cada una busca la mejor manera de cuidarlo. Yo lo que hago es intentar adaptarme a lo que Retoño necesita y respetar sus horarios.
Lo que no me gusta es que parece que cada vez todas estamos más divididas y si alguien se posiciona de alguna forma es como si invalidase las demás.
Creo que los manuales del cuidado de hijos debían ser como el manual de la tele, está ahí, pero no lo lees y acabas sabiendo igual como funciona la tele.
A las mujeres nos siguen diciendo qué hacer. Pues no.