En casa tenemos una costumbre que es inventarnos historias surrealistas sobre sucesos cotidianos. Que vemos una noticia curiosa en la tele, nos inventamos la continuación o la precuela de la historia. El único requisito es que sea inverosímil. A cuanto más extraño el desenlace, mejor.
Y esta costumbre la pusimos en práctica con lo que nos estaba pasando en nuestra vivencia como padres.
Al principio de todo, cuando no entendíamos nada de lo que pasaba, cuando ningún profesional nos explicaba por qué Retoño no era capaz de fijar la vista (u otras dificultades), desconocíamos la causa y el futuro nos asustaba, nos inventamos una historia que nos daba una explicación. Surrealista, por supuesto.
Y así el planeta Umbú llegó a nosotros.
Nosotros estabamos tan tranquilos un día en casa, viendo una serie, que es una de nuestras aficciones favoritas, cuando de repente escuchamos un estruendo en el baño. La gata vino a maullarnos desconsoladamente y sólo se calmó cuando la seguimos al lugar del ruido que habíamos escuchado previamente.
Entramos en el baño y un humo azul cubría todo. Cuando logramos ver algo encontramos un pequeño bebé con una nota que ponía "necesito aprender todo sobre la Tierra. Vengo del planeta Umbú. En contacto con la atmósfera terrestre tomo forma de bebé humano". Nos dimos cuenta que el umbuniano había tenido un mal aterrizaje y no sabíamos si se había hecho daño.
La verdad es que cuidar de algo desconocido nos asustaba bastante, porque no sabíamos exactamente que había que hacer y no conocíamos a nadie que le aterrizase en casa otro umbuniano.
Así que los primeros meses fueron duros por que a nosotros nadie nos preparó para tal acontecimiento intergaláctico.
Cuando dejamos de temblar del susto comenzamos a enseñarle las costumbres de nuestra familia. Porque al fin y al cabo hizo un viaje tan difícil para esto y no podíamos decepcionarlo. Al mismo tiempo comenzamos a interesarnos por sus características.
Su lenguaje se caracteriza por decir Umbú repetidamente.
Le cuesta mirar directamente las caras porque los umbunianos son mucho más bonitos que nosotros, y claro, acostumbrarse a nuestros caretos no es fácil.
No le gusta mucho la comida terrestre. Es que ellos están acostumbrados a vivir de gas Arekipa.
Crecen con el sol y los abrazos.
Lo de caminar no le atrae mucho. En el planeta Umbú usan teletransporte. Así que se piensa que ir en brazos es teletransportarse.
Los umbunianos tienen muy buen carácter. Son muy afables y tienden a estar felices.
Su misión va a durar más tiempo del pensado. Debido al mal aterrizaje que tuvo las herramientas que traía para recoger información quedaron bastante dañadas. Aunque no nos importa.
Él no lo sabe, pero ya no lo vamos a dejar volver a su planeta. Ahora ya forma parte del nuestro.
Al final el umbuniano se acostumbró a los feísimos seres que estaban enseñándole cómo funcionaba nuestro planeta y en muy poco tiempo llegó a amarlos profundamente, aunque no era muy dado a grandes muestras de cariño y prefería sencillamente estar feliz en su silla.
ResponderEliminarDecidió no marcharse jamás y convivir con ellos por siempre, e ir aprendiendo cada día alguna cosita de este extraño planeta.
FIN.
Maribel, me ha encantado. Casi me sale la lagrimita, que hoy tengo el día emotivo con el cumple de Retoño. Me ha gustado mucho, gracias
EliminarHas empezado tú... ;)
EliminarMe encanta el planeta Umbú y tu umbuniano. Estoy admirada y encantada de como has canalizado vuestra historia. Visto así parece que todo tiene sentido. Te admiro mucho como mujer y como madre.
ResponderEliminarMuchas gracias!
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